No nos metamos en HONDURAS…
Este viejo dicho viene a cuento más que nunca.
¿Por què?.
Son momentos en que el presidente Mujica considera que debería aliviarse el castigo que la justicia independiente impuso a criminales que, en la dictadura que sufrimos, cometieron crímenes de lesa humanidad.
No fue la dictadura civico-militar motivada por un enfrentamiento entre FF. AA. y la guerrilla urbana del M.L.N. Sus causas fueron otras y ellas no son el tema de este artículo, pero no está demás recordar que aquello que ha obrado o pueda hacer la justicia en el futuro en cuanto a los crímenes cometidos por el terrorismo de estado, se enmarca en la competencia del Poder Judicial independiente. Corresponde a él pues,lo concerniente a penas y sentencias.
Pero el punto de vista legal no es el únco desde donde nos oponernos a la intención del señor presidente.
Apelamos desde aquí al enfoque que nos ofrecen la ciencia y la experiencia.
Leonardo Da Vinci , una de los más brillantes mentes de la historia decía " El que no castiga la maldad ordena que se haga ".
Y la psiciología nos habla de los límites.
No sólo por ideales lucha el hombre y ejerce la violencia. También lo hace el mercenario, el aventurero, el psicópata o aquel que busca los límites que no le han sido puestos en la familia, la sociedad, por la ley o educación en el momento oprtuno.
Algunos encuentran el límite que buscan en la cárcel o la muerte.
Desde el enfoque psicológico tomamos un ejemplo que surge de las filas originales del "M.L.N. Tupamaros" .
Hoy, cuando muchos de ellos forman parte del gobierno electo por el pueblo y llevan adelante su ideario en el marco constitucional democrático, recordamos
a Bidegain Greissing y su pedido de perdón originado en Méjico.
Parecía redactado por un niño arrepentido. Al leerlo comprendí cuanta razón tenía la psicóloga con la que años antes había hablado sobre el tema.
Más allá de las razones humanitarias que motiven al señor presidente, de la justicia legítima que se aplica hoy en Uruguay, de la justificación que aún hoy esgrimen algunos y de la que somos testigos, hay un horizonte que no vemos pero podemos imaginar: el de la emulación.
Muchos asesinos de la dictadura, militares y civiles, bien pudieron buscarse también los límites que no tuvieron antes y que hoy el pueblo les pone con justicia.
La idea de prisión domiciliaria puede devenir en boomerang que otros empuñen para herir de nuevo al pueblo cuando pase el tiempo.
Con todo respeto, quiero decirle al presidente Mujica que se deje la barba y la ponga en remojo.
Que abandone su idea antes de seguir sumando voces de protesta de los familiares de las víctimas, de la izquierda y anuncios de retiro de parlamentarios.
Que consulte a un equipo de psicólogos sobre el tema.
La psicología es una ciencia que tiene mucho que decir sobre estas cosas.
Y no queremos que la Honduras de hoy sea nuestra imagen en el espejo del futuro.
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