DESIGUALDAD CONSAGRADA EN LA LEY (I)

Mientras un presidente de 74 años conduce al país, existen leyes que impiden a otros ciudadanos mayores y capaces, realizar tareas en funciones de menor trascendencia.
Leyes que han consagrado y mantienen la desigualdad de derechos entre ciudadanos comunes útiles todavía a si mismos y al Uruguay.
La telaraña que la costumbre ha tejido en nuestras pupilas nos ha impedido ver una grave falla en nuestra democracia. Una desigualdad congelada por la ley.
La hemos tenido por muchos años delante de los ojos y bajo el pensamiento vertical.
Esta es la realidad:
Existen trabajadores, jubilados o retirados de la función pública que pueden, y de hecho lo hacen, trabajar cuanto quieran o puedan en el área privada. No pierden por ello sus derechos ni remuneración en justicia adquiridos por su retiro. Pueden ser empresarios, asesores, serenos, porteros, o guardias de seguridad, afiliados a BPS en Industria y Comercio.
A veces con incentivos o premio retiro pueden instalar su PYME. Y esto es posible incluso antes de jubilarse.
Una vez jubilados por Caja Civil, ingresan al mercado de trabajo con ventaja.
La seguridad de un ingreso que les permite negociar mejor su salario privado.
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Del otro lado del muro están los empresarios y trabajadores jubilados de Industria y Comercio.
Una vez jubilados ya no tienen edad para ingresar a la función pública, salvo, claro está, si son designados por las autoridades electas o por el pueblo en votación democrática como el presidente Mujica.
Esto persiste a lo largo del tiempo en circunstancias normales.
Los jubilados de empresas del Estado pueden trabajar y mejorar su ingresos.
Los jubilados de empresas privadas, no.
Luego veremos que sucedió en la crisis 2002 y sus consecuencias
Existen soluciones para terminar con ésta discriminación.

Solo falta que exista voluntad política.

FIN PARTE I * Rodolfo Piay

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